CASA-TALLER CABANYAL

VALENCIA 2016

Lo viejo y lo nuevo, lo artesanal y lo industrial, espacios servidos y espacios sirvientes. Una casa, una dicotomía. El proyecto parte de una casa okupada y un solar en uno de los barrios más genuinos de la ciudad de Valencia. El programa es abierto: destinado a mujeres maltratadas, no conocemos su configuración familiar. Respondemos con una distribución abierta, adaptable, lista para ser personalizada mediante el mobiliario.

“Es importante ver cómo la aparición de un nuevo material, incluso sin interferencias de otras motivaciones, ha podido cambiar la arquitectura que hasta entonces había existido (¡oh! el pianoforte). También es importante tomar conciencia de la gran diferencia que existe en hacer algo que ya se ha hecho o hacer algo que es necesario hacer. Debe separarse siempre el hacer repetido del hacer nuevo (…).

Y es que los materiales tienen su alma y sus exigencias; también sus limitaciones. Parece que la auténtica verdad es la existencia de estos dualismos material/su espíritu, deseo/ansia, posibilidad /limitación” (Alejandro de la Sota. Nuevos materiales, nuevas arquitecturas).

Un dipolo genera energía. Energía para revitalizar. Se limpia la vieja casa, que reluce llena de vida por el día en planta baja y por la noche en planta piso. El “mecanismo”, el baño y cocina con sus instalaciones, se anexan en el nuevo volumen joven y prefabricado. Inyectar sistemas constructivos contemporáneos a una trama histórica, dejar caer un prefabricado (dos módulos dominó 3×6) para dotar de instalaciones a una encantadora vivienda de época. Yuxtaponer lo técnico a lo tectónico, el artificio a lo natural, un ámbito de trabajo al de residencia, construcción en seco a base de acero y paneles de policarbonato junto a los tradicionales morteros de cal y cubiertas de teja. Construcción ligera (en peso y tiempo), casi industrial, frente a la serenidad atemporal de lo artesanal ¿El factor común? LA CERÁMICA. En la fachada de la parte vieja, se restauran cuidadosamente los tradicionales azulejos valencianos, reluciendo su vidriado original. La fachada de la nueva construcción, se construye con cerámica de última generación: piezas de gran formado colocadas de manera que sus juntas permiten la integración de lo nuevo con lo viejo. La colocación en seco, mediante garras de acero inoxidable, junto a los azulejos agarrados con mortero, subraya la trayectoria temporal de la cerámica, convirtiendo la fachada en un verdadero documento histórico. En el interior, se conservan los paños de zócalo preexistentes. En el pavimento, se recuperan las zonas no deterioradas y se reubican como en un puzzle las antiguas baldosas de formato 20×20 entre las nuevas, cerámicas, de 60x60cm.

Este trabajo de pequeña escala en un barrio mítico valenciano, nos ha dado ocasión de experimentar y verificar la economía de tiempo, medios y presupuesto oportuna para la vivienda social tan necesaria en este momento: más que una solución particular para un pequeño caso concreto, se propone un sistema, un ejemplo repetible.