CASA PATIO

SAN JAVIER, MURCIA 1990

Una vivienda dentro de un patio. Es una tipología habitual en la región. Tres lados cerrados con tapias. El cuarto, con una piscina.

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Un patio con casa dentro en un tipo frecuente en la región. Un muro perimetral de 4M acota el espacio y lo defiende de un medio seco y agresivo. Otros dos muros paralelos tensan ese espacio entre los dos patios resultantes a norte y sur. Una losa horizontal cubre y sombrea lo necesario. Así, bastan dos grandes ventanales, de 12×6, para cortar el aire sin romper la ansiada continuidad entre exterior, interior, exterior. 

La economia estuvo entre las intenciones primeras.

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Un patio con casa dentro es un tipo frecuente en la región. Un muro perimetral que acota el espacio y lo defiende del medio, seco y agresivo. Proyectamos un basamento con tres lados cerrados por tapias de cuatro metros. El cuarto, por una piscina excavada en él, que evita el acceso sin cerrar vistas al jardín municipal.

Una losa horizontal cubre y sombrea lo necesario. Bajo ella, dos muros más, paralelos, tensan y fraccionan ese espacio entre los dos patios resultantes a norte y sur, generando las estancias requeridas. Así bastan dos grandes ventanales, de 12×6, para cortar el aire sin romper la ansiada continuidad entre exterior, interior, exterior. Al muro perimetral se adosan dos volúmenes exteriores que contienen los espacios sirvientes, garaje y lavadero.

La economia estuvo entre las intenciones primeras.

Decía Kahn que la arquitectura es un mundo dentro del mundo. Eso se siente al entrar en este patio. Las tapias lo dejan todo afuera y solo queda, sobre su arista, un cielo limpio. Silencio y paz. Un ámbito de intimidad, un área de libertad, una estancia de quietud. Negado todo exterior sólo dejamos entrar lo que queremos. Negamos ver y ser vistos. Damos paso al aire, la luz, la lluvia, el paso del tiempo real, el día y la noche, las estaciones… El cielo, nosotros y nuestros seres queridos. Es contar lo obvio, lo que todos saben… o lo que creíamos saber hasta que saboreamos ese estar dentro-fuera en este clima, sin alféizar, sin umbral… sin escalón.

El hormigón, en bloques mampuestos, construye la más antigua, sencilla y 

económica tecnología del cerramiento: El muro. 

Si los materiales son siempre importantes, para esta idea, el pavimento de barro, imprescindible. El barro garantiza la continuidad interior-exterior bajo cualquier circunstancia del clima. Es calido en invierno y fresco en verano. Amable a la pisada, permite deambular descalzos dentro-fuera, del umbroso comedor al sol de la piscina. Un chapuzón y vuelta.  No es exigente en el trato, ni en su colocación, ni en su limpieza, ni en su mantenimiento. Como los materiales naturales, piedra, madera, cal… el barro envejece bien, en coherencia con la intención atemporal de nuestra arquitectura.  Pero supera la economía de otros, y no solo en  la colocación sino en todo el proceso: Antes, durante y después. Lo que ahora llamamos sostenibilidad. 

El barro, en su naturalidad, garantiza esta área de impunidad.